Santo Domingo, RD.- Ser madre y deportista de alto nivel pocas veces ha sido una tarea fácil de sobrellevar.
El de Annie Henríquez es uno de esos excepcionales casos, pues el boliche le ha dado la oportunidad de estrechar aún más el vínculo que le une a Shantalle Hungría, su única hija, quien le ha seguido los pasos en ese deporte.
A decir verdad, para ella también también fue difícil conciliar una cosa y la otra, pero sólo al principio, cuando para poder seguir jugando un deporte que califica como “una parte muy importante de mi vida”, estaba compelida a llevar a “Shanty” al Sebelén Bowling Center cuando ésta apenas tenía tres meses de nacida.
A pesar de que era la mascota de “La Bolera”, fue la gimnasia la que la sedujo y no fue hasta que tenía diez años que se interesó por el boliche.
El progreso no se hizo esperar y desde hace un tiempo ella y su madre juegan ligas juntas, pertenecen a la selección nacional y al equipo de la Fuerza Aérea de República Dominicana.
“Es muy hermoso poder compartir con tu hija la misma pasión porque eso une a la familia”, declaró la veterana jugadora.
“Nosotras hemos participado en torneos representado al país. Estuvimos en los Juegos Centroamericanos de Veracruz (México-2014) y aunque no ganamos medalla, fue una experiencia fuera de serie”, destaca.
“Estar en un evento de esa magnitud con mi hija fue otra cosa”, confiesa Annie, quien deja un poco en la casa el papel de madre porque en la cancha el que predomina es el de compañera.
“En la cancha somos ´partner´ todo el tiempo. Eso hace que la química se incremente”, declara una de las mejores jugadoras dominicanas de la historia.
“Shanty”, de 26 años ya, se graduó con honores como Licenciada en Publicidad en la Universidad Apec en 2017 e hizo una especialidad en cine en una academia en Los Angeles el pasado año, área en la que trabaja actualmente, pero siempre saca tiempo para jugar boliche.
“Es una madre orgullosa de compartir con su hija y trata de ganarle porque aunque sea su hija, ella siempre va para alante. Annie es una guerrera, una jugadora de mucho coraje, una gran dama, una gran mujer, una gran deportista, con una concentración única”, enfatiza el inmortal Rolando Sebelén, cuya relación con sus hijos Rolin, Rolando Antonio y Raphy, con quienes ha hecho historia en esta disciplina, así como con sus nietos, gira en torno al amor y al boliche.
“La hija no se queda atrás. Es una gran competidora. Eso une mucho a la familia, les da confianza, amistad. Ellas disfutan el juego como dos amigas y más que las dos son jóvenes. Forman una pareja formidable. Yo las admiro”.
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